Emociones en México, en cifras y causas

En la semana supe de 125 asesinatos de defensores de la tierra, 124 de periodistas en 19 años… con las cifras, las emociones ganan

Cada causa tiene defensores: de derechos humanos, del ambiente, periodistas, líderes indígenas, y en cada una de ellas existen cifras de asesinatos y desapariciones. De 2000 a 2015 asesinaron a 124 periodistas; y de 1995 a la fecha, 125 defensores ambientales. Ante esas cifras, las emociones son fuertes.

Sentir es inevitable, suceden tantas cosas en nuestro entorno que nos despiertan amor, enojo, irá, desesperanza, desesperación, etcétera. Los seres humanos somos complejos, cada uno reaccionamos de distintas maneras a lo que sucede o nos sucede. Mientras que algunos ponen una buena cara al mal tiempo, otros le hacemos muecas porque ya no caben en nuestros cuerpos. Mientras que en momentos de felicidad hay personas que estallan de dicha, otras pueden celebrar de manera inexpresiva.

En los últimos días los casos de injusticia que suceden en el entorno inmediato, así como en la nacional, me han llevado a cuestionarme sobre distintas ideas, y las emociones que hay alrededor a mí son demasiados, y están muy enredadas. Como el numero de asesinatos de líderes indígenas en México y en Chihuahua o las desapariciones y asesinatos de periodistas.

Todo se vuelve un ciclo que parece nunca acabar

Peor aún, los amparos de personas dedicadas a la política sobre una denuncia por tortura contra la periodista Lydia Cacho, además de declarar que no hubo tal; o la discordancia de las declaraciones de funcionarios estatales y federales sobre el asesinato de otro periodista en Morelos, cada uno de estos casos se han vuelto emblemáticos, pero más allá de ellos existen otras causas igual de importantes.

Como la conservación de los territorios de los pueblos indígenas, el cuidado de la naturaleza, las denuncias contra el crimen organizado o la corrupción, la denuncia contra la prostitución de menores, además del tema de corrupción en torno a los grandes intereses que intervienen en dichas situaciones, como el caso del empresario denunciado por la periodista Lydia Cacho. Las oposiciones contra megaproyectos en comunidades.

En cada uno de las causas, defensoras y defensores son afectados, y todo se vuelve un ciclo que parece nunca acabar, nos siguen gustando las mismas cosas, nos siguen afectando las mismas situaciones, solo que los intereses y los dueños de estos van cambiando de rostro, y cómo podemos lidiar con esos sentimientos. ¿Quién nos restaura los árboles que han sido talados de manera ilegal?, ¿quiénes nos regresarán a los 125 líderes ambientales asesinados por su labor o a los 124 periodistas hallados muertos desde el 2000 a 2015?

Éste es un estado, un país que en ocasiones es tan feliz y tan colorido, con muchas cifras interesantes que nos llenan de orgullo. Pero en otras ocasiones es un país con muchas lágrimas y sangre, con cifras que asustan sobre secuestro, trafico de menores, autoridades involucrados en violaciones de derechos humanos. Siendo optimistas podríamos decir que son más las cosas buenas, pero las malas como nos pesan.

Vivimos en un lugar lleno de sentimientos y emociones encontrados, caminando por las principales avenidas nos podemos sentir de muchas maneras, desde ser felices con los pequeños detalles de la ciudad o sentirnos mal por la falta de respeto de quienes caminan a nuestro lado y que van escalando a problemas más graves de violencia, y el ciclo comienza nuevamente.