Opinión

Baches por todos lados

Pablo Bernach

¿Cuántos de estos problemas se gestan en 6 meses?

Si quisiéramos hacer una evaluación rápida de las circunstancias en que se encuentra la seguridad, las finanzas, la educación y la actividad legislativa estatal, sólo bastaría con mirar cualquiera de nuestras calles y banquetas, todas desportilladas y llenas de baches.

En el espectáculo de carpa en que se ha convertido la vida política del Estado, apreciamos una erupción de actividad periodística, así como una catarata de críticas y señalamientos por parte de las y los grillos del PRI y del PRD, señalando con dedo flamígero los problemas de seguridad, finanzas y educación que durante el sexenio de Duarte ellos mismos incubaron y desarrollaron como esforzados lame botas, en complicidad con medios de comunicación  maiceados.

Las decenas de vehículos y trocas blindadas, no fueron precisamente robados ni blindados en los últimos seis meses, las decenas de sicarios enfrentados y muertos, tampoco fueron reclutados en los últimos seis meses. La podredumbre financiera, educativa y política, se fue acumulando durante años y hoy naturalmente estalla cuando ya no hay un gobierno a modo con el cual “tranzar”.

El desorden y caos inicial generado por la salida del PRI del gobierno estatal, debería ser motivo de una cierta esperanza y calentura ligera como reacción colateral de que se estuvieran aplicando las vacunas idóneas en los espacios de poder. Lamentablemente en la pitufo zona también ya existen una variedad de virus, incrustados gracias al pánico de las clases medias trepadoras, para ocultar el menor desliz erótico de sus noveles militantes, a pesar de que por décadas en los partidos del frente se administró más de una “casa de citas”.

Se me ruedan las lágrimas en medio de carcajadas, en cada ocasión en que escucho hablar a los priístas y perredistas líderes de opinión en Chihuahua, de la sacrosanta impoluta y virginal autonomía los poderes, cuando su especialidad por décadas ha sido su manoseo brutal y descarado.

Donde el epítome sería el magistrado Villegas, quien llegó al hueso judicial sin la menor experiencia, gracias a un acuerdo de cachetito bajo la mesa entre dos Césares, Duarte y Jáuregui, quien auto solapandose nos sigue recetando con enjundia sus textos, olvidando que entregó su virginidad periodística en el trafique, a cambio de una magistratura.

Pero igual que el Peje, que perdona a “los malosos de arriba”, buscando dormir en los pinoles en 2018, los magistrados duartistas le perdonan a Villegas las pitufo nalgadas del pasado, cuando era un brillante asesor legislativo e impoluto articulista azul.

Pero el mayor desafío, a pesar de las pilas de rocas disponibles, es que no hay quien desde los gobiernos y el congreso regresen las piedras, en esta parodia estatal mal denominada democracia chihuahuense, un sistema político atorado en baches y banquetas desportilladas, sin alguien a la vista que los repare.

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