
Burritos y montados del Parque del Arte, ¿ya los probaste? Además de ofrecer un buen precio, se incluye una gran plática
Pompin, el puesto de burritos, montados y tacos, ubicado en la calle Cuarta y Mariano Irigoyen, en la esquina del Parque del Arte, tiene más de 16 años compartiendo no sólo sus guisados con sus clientes, sino también buenos consejos que han logrado salvar la vida a algunos.
Pompin, los tradicionales burritos y montados, ubicado en el Parque del Arte, tienen más de 16 años y actualmente pertenece a la familia García Martínez. En entrevista con la señora Laura Martínez, dijo para Difusión Norte que en ese puesto ha sido muy feliz al lado de sus hijas Blanca Patricia García y Karla García, además de su yerno Omar Maldonado. Por lo que de lunes a viernes llegan a partir de las 6:00 horas para iniciar las ventas.

Aunque el puesto tiene 16 años, Laura y sus hijas se hicieron cargo de él desde hace nueve años. Quien se encarga de hacer el guisado es Karla, éste fue un gusto que aprendió por parte de su mamá. Comentó que de niña no le gustaba cocinar y ya fue de grande cuando empezó a preparar los guisados para apoyar a su mamá en el negocio.
Mientras tanto, Patricia se encarga de preparar los pedidos, y ella, junto a su mamá, hacen pasar a los clientes un agradable rato con sus pláticas.
Los preparativos para realizar los guisados se comienzan un día antes. Cada guisado requiere una hora y medio, desde limpiar y deshebrar la carne y alistar los ingredientes. Éste es un proceso largo, explicaron, pero resulta muy gratificante ofrecer a los clientes con los diversos sabores, que van desde deshebrada en rojo, verde, asado, barbacoa y costilla en chipotle. Los precios son muy accesible, van desde los 18 pesos en burritos has los 45 pesos en órdenes de taco.
Durante 9 años les ha tocado compartir risas y consejos con su clientela
Durante nueve años, que han permanecido en la esquina del Parque del Arte, más que ofrecer burritos, montados o tacos, éste ha sido un espacio de pláticas amenas y que inclusive han servido para salvar la vidas, comentaron.

Las dueñas del puesto compartieron que en una de ocasión, uno de los clientes llegó con depresión e inclusive pensaba en el suicidio. Fue entonces que en una platica reflexiva con ellas y un análisis de su situación, lograron levantarle el ánimo y a las dos semanas el cliente volvió más repuesto. Actualmente el señor sigue acudiendo a comprar comida, reiterándoles que ellas salvaron su vida.
Pompin, a parte de ser un lugar agradable para clientes, es también un espacio para que otras personas puedan ofrecer sus productos, como empanadas o cacahuates preparados.
La señora Laura Martínez, dijo que estos 9 años han sido muy felices. Desde ese espacio le ha tocado apreciar mejor el clima, cuando se nubla, cuando sale el sol, y cada uno de los días han sido importantes, pues se consideran cercanas a su clientela. Siempre hay un trato amable de ambas partes, se busca la comodidad y sientan la bienvenida.