Opinión

La «Cartilla moral», una recomendación no obligatoria

¿Es la «Cartilla moral» un adoctrinamiento del Estado o un texto que podría llevarnos a replantearnos qué es el bien en nuestros tiempos?

Tras la recomendación e invitación del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, el 15 de enero para leer la «Cartilla moral», en redes sociales se generó una controversia, ya que algunos comentaban que el estado no debe meterse con la moral, pues esta es privada.

El libro fue escrito por Alfonso Reyes en 1994, a petición del secretario de Educación Pública, Jaime Torres Bodet, sin embargo, el documento terminó publicándose sin el apoyo de la SEP, por lo que en ese entonces el escritor tuvo que buscar sus propios medios para hacerlo. Con la llegada de Lopez Obrador el texto se retoma para una guía respecto a los «valores».

«Cartilla moral», escrita por Alfonso Reyes.

El 13 de enero López Obrador repartió la «Cartilla moral» a adultos mayores, a quienes les dijo que los invitaba a leerlo en familia, sin embargo, apuntó que no era obligatorio hacerlo. De ello surgieron polémicas en redes sociales sobre si el Estado tuviese que meterse con la moral de las personas, además si el documento es laico o no.

En este sentido a mi entender existen dos dimensiones de la moral, una donde se podría hablar a nivel comunidad y la otra sería la individual. Al tener un texto como éste se debe tomar lo mejor debido al entorno actual donde existe una pluralidad y diversidad que debe ser respetada.

En el asunto de la religión, el texto se debe entender desde el contexto en el que se escribió, pues eran los años en que la guía para vivir se basaba en la Iglesia y no necesariamente aceptar esta parte.

La religión, por otra parte, debemos empezar a verla fuera del molde, es decir, al hablar de su interpretación recae en un estereotipo de conducta, pero finalmente nuestra individualidad nos puede ayudar a apreciar desde el lugar que nos encontramos. Es un poco extremista decir que nos están imponiendo una guía moral, pues lo que se dijo al presentar el texto es que no es obligatorio.

Como en todos los temas puede haber puntos muy buenos para fortalecer las sociedades, por lo que la moral comunitaria se debe directamente a la individual. Lo que decidimos hacer o no hacer genera un impacto en el entorno inmediato y se va haciendo un efecto en ondas porque resuena en el entorno.

Una de las polémicas es que el documento ofende de cierta forma a algunos grupos vulnerables, y estoy de acuerdo ya que no tiene un enfoque de género y no incluye la diversidad. Pero entonces nos toca proponer un cambio en esta «Cartilla moral» y establecer lo que en nuestro tiempo es el bien.

«Cartilla moral», ¿para mi qué es?

«Cartilla moral».


Al recomendar la “Cartilla moral” el contenido me pone a pensar ¿qué es el bien?, me parece el momento adecuado para replantearnos sobre ello. En lo particular, para mí el bien es aquello que hago respetando la identidad, condición y origen de otras personas, lo que al mismo tiempo me genera bienestar, sin haber planeado un beneficio directo para mí.

El bien también es lo que me hace desarrollarme sanamente en el entorno, sin que exista una presión para encajar. Y desde este punto el texto puede ser bueno, más allá de ser una guía, puede volverse un detonante de la reflexión en la intimidad, pero también en como actuamos en la sociedad, y de creerlo necesario compartir nuestras conclusiones con otras personas.

Finalmente apreciaremos esta lectura desde nuestros espacios, costumbres y experiencias, por lo que puedo decir que de alguna manera quienes han criticado el libro tienen razón y es hora de abrir el panorama y verlo desde otros ojos, luego ponerlo en la balanza y determinar realmente lo que implica esta recomendación del presidente.



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