Cultura

Fiesta a los espíritus maya, rituales de resistencia al olvido

Ponen constantemente gotas de agua en su boca para que su corazón no se seque, tradición Maya tsoltsil de Zinacantan, Chiapas

Colaboración: Juan López Intzín

Para nosotros la cultura Maya Bats’il ants-winik  en la noción de vida-muerte hay algo que perece y se mantiene, sigue vigente, se conserva en cada corazón. La muerte es dar otro salto para continuar caminando, por eso cuando alguien muere se le viste con la mejor ropa posible, se le prepara un morral, red o mochila en donde se coloca maza para pozol (que nos recuerda que somos hombres y mujeres de maíz), jícara para saciar la sed durante el caminar, monedas que le servirán para pagar el peaje.

Con la muerte inicia el segundo viaje, mientras el cuerpo yace inerte, como la hoja caída del árbol de la vida, una persona le dará a cada rato gotas de agua en la boca para que su corazón no se seque, como se hace en el pueblo maya-tsotsil de Zinacantán, Chiapas; para que no sufra sed mientras recorre por última vez los caminos donde anduvo en este mundo terrenal y recoja todo aquello que tiró o dejo por olvido. Se ha ido al otro mundo, al mundo de los ancestros y de los dioses.

Juan López Intzin
Juan López Intzin

Cuando llegue el día en que visite a sus familiares vivos, se le recibirá con abundancia. Se le ofrenda velas, incienso, comida, frutas, flores, agua, pox (bebida embriagante), atole. Producto del trabajo y esfuerzo de los mortales, de la primera cosecha. Es la gran fiesta para un invisible que sólo se hace presente en los corazones y mentes con la evocación de su nombre y memoria.

Cuando se acerca la celebración del K’in Ch’ulelal, en algunos pueblos limpian los caminos quince días antes, en otros lo hacen después EN EL CASO DE ZINANCANTAN. Del mismo modo renuevan todo en el campo santo. Para quienes seguimos una costumbre ancestral de enterrar a nuestros muertos dentro de la casa, adornamos allí las tumbas. En otros  lugares la celebración se efectúa a finales del mes maya-tseltal pom o principios de yaxk’in, es decir a mediados o finales de octubre. Llegado el día, los familiares arriban a cada tumba en donde ofrendan velas, incienso, comida y pox, y le hablan a sus “muertos” diciendo:

“…llegó la hora, llegó el momento ha llegado el día en que nos van a visitar

dia-de-muertos-maya2tú nuestra más primera madre, tú nuestro más primer padre

no sé cuantas generaciones de abuelas y abuelos sean

vengan, arriben, lleguen con un solo corazón, con el corazón a risas

traigan a sus compañeros, sus compañeras, que vengan junto con sus conocidos

que no les vaya a dar pena, que no vaya a sentir vergüenza su corazón

por favor vengan que los estamos esperando

nosotros tus hijos les hemos preparado la comida, su comida, tomen, coman

degusten todo lo que esta preparado, junto con mis hijos e hijas

que también son tus hijos e hijas, junto con mi compañera,

mi regalo, complemento de mi corazón y de mi espíritu,  complemento de mi boca, de mi cuerpo y de mi sombra, que es mi cuerpo, que es mi sangre,

vengan que los esperamos, los recibimos y disculpen si lo que se ha preparado, encuentren allí basura, mal olor de mis manos, de mis pies, pero les digo que los hemos preparado, con todo nuestro corazón vengan que los estamos esperando…”                    (Rezo: Alonso López Girón. Tenejapa, Chiapas.2009)

El K’in Ch’ulelal, no es festejar al muerto en sí, sino su memoria, su Ch’ulel que estará presente un instante y aunque no se le vea, comerá de la ofrenda preparada por nosotros, sus seres queridos.

De este modo los familiares llaman a sus muertos, nuestros muertos o más bien el Ch’ulel-ch’ulelal de nuestros seres queridos que están por llegar, que convivirán entre nosotros, que embriagarán sus corazones, sus Ch’ulel-ch’ulelal se comunicarán con nosotros.

dia-de-muertos-mayaEs así como la celebración del día de muertos, en la cosmovisión de nuestros pueblos es la evocación de la memoria ancestral y de los que se fueron recientemente, que emprendieron su viaje al otro mundo. Para nuestros pueblos, el ritual del K’in Ch’ulelal (Fiesta del espíritu o alma) en el entendido de que el Ch’ulel-ch’ulelal no muere, es de suma importancia, pervive hasta nuestros tiempos. El K’in Ch’ulelal, no es festejar al muerto en sí, al cuerpo vuelto a la tierra, sino su memoria, su Ch’ulel que estará presente con nosotros un instante y aunque no se le vea, comerá de la ofrenda preparada por nosotros, sus seres queridos.

El ritual o fiesta de los espíritus o almas ch’ulel-ch’ulelal es un verdadero acto de recordar, un antídoto para la amnesia, incluso podríamos decir que son actos rituales de resistencia contra el olvido. Cada quien recordará a sus muertos, a su modo y manera, los cómodos y los incómodos. Los 45 de Acteal serán recordados de manera colectiva, los caidos en el 1994 y de la posguerra posiblemente también, los cuerpos que llegaron a dar a la fosa común no se sabe. Los más de 50 mil muertos, seguramente serán recordados. ¿Y los muertos que no están contabilizados, quien los recordará, su ch’ulel divagará buscando pan de justicia?



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