Opinión

¡México atorado…!

Pablo Bernach

Cuando opinen sobre el resultado de la elección del domingo 4 de junio en el Estado de México, Coahuila y Nayarit, quienes se hayan sentado en la silla de gobernador, al más puro estilo mexicano y sonriendo afirmaran, “haiga sido como haiga sido”, y sintiéndose poderosos y satisfechos enfilaran con igual o similar desplante que el de los gobernadores que el día de hoy ya están en la cárcel o con un pie ante las rejas.

El PRI se quedó agarrado de una ramita con rumbo al precipicio electoral del 2018, el PAN mostró que simplemente ya no es el PAN y que su presidente nacional y candidata por el Estado de México son unos meros aficionados y oportunistas, mientras que el PRD trastabilló saliendo más o menos bien librado, al tiempo que el Peje sigue siendo pues, el Peje de toda la vida, ahora enlodado con el tema de los dineros y las donaciones involuntarias.

Por donde volteemos los mexicanos simplemente no hay una alternativa política, moderna y viable, susceptible de conducirnos con éxito en la primera mitad del siglo XXI, puras medias cucharas, aficionados sin oficio grillos aficionado al hueso, prestos a esquilmar el primer presupuesto que tengan frente a sus narices.

A estas alturas ya no podemos hablar de una caballada flaca, porque las tribus políticas difícilmente califican para cualquier especie de mamífero, hoy estamos rodeados de organizaciones de termitas que nada construyen y con todo arrasan.

Si revisamos nuestra historia y vemos a quienes se confrontaron como enemigos durante la guerra de independencia, durante la guerra de reforma o durante la revolución mexicana, sin importar el bando, parecen gigantes ante los grillos enanos de nuestro tiempo.

Ahora sí, México está en problemas, porque en el horizonte nadie parece capaz de siquiera contener el caos y la turbulencia que amenazan el proceso electoral del 2018.

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