Cultura

Muerte rarámuri es momento de fiesta, dolor y tristeza

La muerte es algo cotidiano en la sierra pero ahí no existe el miedo a la muerte, ni hacia el cuerpo de la persona que ha muerto: Dr. Rodolfo Reyes Grajeda

Para los rarámuri, la muerte se convierte en una actividad más, en donde la persona continúa su caminar hacia Onorúame (Dios). Es un nuevo nacer, con la muerte dejan un modo y un medio de vida para pasar a otro mejor.

La muerte rarámuri es un continuar del camino
La muerte rarámuri es un continuar del camino

Desde el inicio de los tiempos el rarámuri fue conocido como tarahumara, hombre de pies ligeros. El mundo fue creado Rayenari que es el sol y Mixeaca, la luna. Aun hoy, tienen el concepto de que no existe la propiedad privada. Ellos eligen al Siríame, que es el gobernador, un hombre sabio y reconocido por su entrega a los demás.

Hace cinco siglos, los rarámuri se replegaron a los cañones de la Sierra Madre Occidental de México huyendo de los españoles que llegaron a estas tierras montados en caballos y cargados con armas de fuego. Los rarámuri les llamaron Chabochi, que significa: persona con telarañas en el rostro.

Viven en chozas, casas de madera o adobe y algunos en cuevas. Solo se agrupan cuando hay celebraciones, pues viven a grandes distancias entre sí. Cuando hacen fiesta, elaboran una bebida alcohólica que es a base de maíz, llamada “tesgüino”. También entre sus usos tienen el “Cobishi” que nosotros conocemos como pinole y es base de su alimentación.

Los hombres rarámuri tienen tres almas, las mujeres tienen cuatro, pues ellas producen vida; cada una de las estrellas que brilla en el cielo, es el alma de un rarámuri que brilla en el firmamento.

Dr. Rodolfo Reyes Grajeda
Dr. Rodolfo Reyes Grajeda

El Dr. Rodolfo Reyes ha permanecido 22 años en la región de Papajichi, Municipio de Guachochi, aunque también se ha asentado en Laguna de Coreachi y en Tatahuichi. Ha sido nombrado rarámuri por la gente de la comunidad, pues ha ganado la confianza de lugareños y gobernadores.

Su compromiso le ha llevado a compartir con los rarámuri sus usos y costumbres, así como las circunstancias que se vive en la sierra de Chihuahua, muchas muertes en la región se deben a la falta de alimento expuso el Dr. Reyes durante su participación en el Congreso de bioética de la Facultad de Médicina de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Para los rarámuri, la muerte se convierte en una actividad más, en donde la persona continúa su caminar hacia Onorúame (Dios). Es un nuevo nacer, con la muerte dejan un modo y un medio de vida para pasar a otro mejor. La muerte es algo cotidiano en la sierra. No existe el miedo a la muerte, ni hacia el cuerpo de la persona que ha muerto, el cual es lavado y preparado por sus familiares, para que pueda continuar de nuevo su viaje. A esto se le llama “nutea rewuegachi” que significa, caminar al cielo.

Las comunidades, al no estar concentradas en un solo punto, envuelven al difunto en una cobija y amarrado en un palo entonces es cargado por dos personas hasta el campo santo. Todos los invitados al funeral llevan alimento para compartir.

Los participantes bailan para el difunto y el Siríame (Gobernador) emite cantos que sirven para iluminar el camino. Las danzas son acompañadas de música de guitarra y violín. Los danzantes regularmente son los pascoleros, hombres que bailan en semana santa. El Siríame también usa una sonaja con la que ameniza y da ritmo a las danzas.

En poblados grandes como Norogachi, se utilizan cajones de madera para enterrar al fallecido. Se acostumbra poner Cobichi (pinole) en el cajón, para que lleven en su caminar. También se agregan la cobija y los huaraches.  Los integrantes de la comunidad le hablan al cuerpo con la finalidad de desearle buen camino y le dan consejos sobre cómo deben seguir viviendo y sea feliz.

Aunque todo el proceso es un ambiente de fiesta, el dolor y la tristeza están presentes

Los que se quedan en la comunidad. Seguirán haciendo fiesta y más adelante se encontrarán en alguna travesía. Si el occiso fue mujer, se hacen cuatro fiestas, si fuera hombre, únicamente son tres, esto es para cada alma que poseen.

El ochérame (el viejo de la comunidad) dirige oraciones desde la casa del difunto hasta el templo. Lleva incienso y rocían agua bendita que significa la purificación. Con esto evitan que las enfermedades se queden en la casa, así como cualquier mal que pueda aquejar el lugar. En muchas ocasiones, se destruye la casa en la que vivía el fallecido, pues creen que si no lo hacen, puede regresar una y otra vez a visitar a los que se quedan ahí.

El rarámuri es reservado, pero eso no significa que sean indiferentes al sufrimiento. Los sentimientos invaden el ambiente pero saben que la muerte es sólo un proceso más de la vida. Confían en que Onorúame los guía a una vida nueva feliz.

“La fiesta es importante pues desde el principio de los tiempos, cuando apenas iniciaba la vida en la tierra, así se vivía, haciendo fiesta a la gente. Si no se vive haciendo fiesta, después no va a tener fuerza el mundo” –Pensamiento Rarámuri.



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