
Habitantes de los pueblos originarios como aliados de la naturaleza, aún de las especies más hostiles o peligrosas
Elias Turuseachi Sandoval, es un claro ejemplo de ello, como Ing. Forestal y nativo de la Sierra Tarahumara, le ha tocado viajar aún más en los rincones escondidos de Chihuahua, fotografiando los animales exóticos que ahí habitan y gracias a su conocimiento no ha tenido malas experiencias, uno de los animales que más ha logrado retratar son las víboras de cascabel.

Es de destacar que la víbora de cascabel es una de las especies más venenosas en el Estado de Chihuahua, durante el 2017 el Centro de Información, Tratamiento e Investigación Toxicológica reportó mil 190 personas que sufrieron mordeduras, aún más en los meses de septiembre y octubre, sin embargo, esto no es un asunto que inquiete a Elias Turuseachi.
Elías, quien es originario de Norogachi acostumbra fotografiar animales y plantas regionales, en específico de la Sierra Tarahumara, ha convertido esta practica en su pasión y una forma distinta de presentar a Chihuahua ante el mundo a través de las distintas especies de víboras.
En cada viaje que el ingeniero ha realizado por su trabajo, observa varios animales y les toma fotografía con su celular, lo cual lo lleva a acercarse y tomar la fotografía, esto puede poner en riesgo su vida, sin embargo, gracias a la seguridad y su filosofía de respetar la naturaleza, la situación no pasa a mayores y el momento queda registrado en fotos.
La diferencia de camuflajes de animales del norte y del sur

Elías conoce las características de las especies conforme se las va encontrando, es así como sabe que ciertos animales cambian sus colores para parecer una especie venenosa como mecanismo de defensa, sin embargo, hay ciertos colores que delatan que no lo son.
Hay lugares donde los colores de los animales pueden significar que son venenosos, para detectarlo existe el «Sistema rana» aunque este no es igual en el norte que en el sur del país, dado que las condiciones ambientales son diferentes y además existen una mayor variedad de especies. Así mismo, cada lugar tiene un animal que lo distingue y detrás de cada animal una historia simbólica.
«Las experiencias en el campo son profundas, liberadoras y solo se concentran en la foto deseada, en la tranquilidad de esa conexión con la naturaleza que es tan simbólica»: Elías Turuseachi Sandoval
Pero, regresando a la historia de Elías, su afán por identificar a las distintas especies inició desde el momento en el que decidió vivir fuera de Norogachi para estudiar la carrera de ingeniería forestal, la cual complementa de cierta manera su amor y respeto por los animales.
En el lugar donde creció junto a sus abuelos le permitió ese contacto tan íntimo con la naturaleza que le hizo ver que son personas con otras cualidades y dinámicas, ya que en otras instancias nosotros los humanos somos otra clase de animales así lo definió el ingeniero.
Por otra parte, su transición del pueblo a la ciudad de Delicias por seguir con sus estudios fue algo complejo, pues su idioma, el ralámuli, significó para el un limitante en la convivencia entre sus compañeros de clases, pero encontró un escape y su pasión en la fotografía de animales exóticos.